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Eugène Atget

por Gustavo Bravo

Vida-Obra-Biografía

GRANDES FOTÓGRAFOS Y FOTÓGRAFAS

Eugène Atget

Eugène Atget es uno de los fotógrafos más influyentes de todos los tiempos aunque sin pretenderlo y sin saberlo.

Su obra, principalmente topográfica y documental, se centró en torno al ‘viejo París’ de finales del siglo XIX y principios del XX, registrando todos los lugares que estaban a punto de desaparecer por la remodelación urbanística de los barrios más antiguos.

Su forma de registrar las calles, la arquitectura y los escaparates, su composición y la sensación de lugar de sus fotografías fueron la mayor de las influencias de otros genios de la fotografía que vendrían después, como Walker Evans o Berenice Abbott.

Las claves de la obra de Eugene Atget

Es posible que su principal legado sea la influencia que Atget ejerció sobre otros fotógrafos que le imitaron y superaron, aunque su obra tiene un brillo propio que se adelantó y mucho a la fotografía de su época y a lo que se podía esperar de la fotografía de su época.

Sus fotografías dan una sensación de lugar perfecta, gracias al uso de angulares, Atget podía incluir elementos cercanos o una buena perspectiva del suelo, lo que dotaba a sus fotografías de una perspectiva casi presencial para aquel que las veía.

Aunque él siempre catalogó sus obras como ‘documentos’ exentos de arte, sus fotografías cuidaban la composición, las rectitud de las líneas arquitectónicas y una luz que enfatizara la textura de aquello que estaba documentando.

‘Documentos para artistas’

Su obra fue completamente conceptual. Atget no hacía fotografías pictóricas sino que era consciente del papel de fotografía como herramienta de registro de un espacio y un tiempo. En un tiempo donde la gran mayoría quería hacer cuadros con su cámara, Atget sólo quería hacer documentos que pudieran ser útiles para los pintores o el futuro.

Fotografías neutras y respetuosas

Atget no quería dejar su impronta en las imágenes sino registrar los espacios tal cual eran. Lo curioso es que sus fotografías como obra en conjunto sí reciben finalmente esa impronta al ser tan personales.

Sensación de lugar y tridimensionalidad

Fue un pionero en la representación del espacio en aras de transmitir una sensación de ‘estar’ presente en el lugar al lector de sus imágenes. El uso de masas, líneas y la luz como reclamo del ojo en el fondo son algunos de sus recursos más brillanes.

Gran influencia en los grandes del s.XX

Si por algo fue relevante la obra de Atget fue por su capacidad de despertar la conciencia de jóvenes fotógrafos que vendrían después. Gracias a Atget fueron más conscientes de que la fotografía podía tener su propio lenguaje y con ello se consolidó la ruptura con el pictorialismo.

PRIMEROS AÑOS

Biografía de Eugène Atget

Atget nació el 12 de febrero de 1857 en Libourne, cerca de Burdeos (Francia). Su padre era carrocero.

Cuando se tenía 2 años, se mudaron a Burdeos, donde su padre encontró trabajo como viajante de comercio.
Y cuando tenía 5 años falleció su padre. Poco después falleció su madre, por lo que sus abuelos maternos se hicieron cargo de él.

Sus abuelos le brindaron una buena educación secundaria.
Y, al acabar su estudios, se enroló en la Marina, gracias a lo cual viajó a África y Sudamérica.

Con 21 años (1878) se fue a vivir a París, donde quería ganarse la vida como actor.

BIOGRAFÍA DE EUGÈNE ATGET

Proyecto de actor

Intentó estudiar Drama en el Conservatorio de París, pero no tuvo suerte. No le cogieron hasta pasado un año, cuando tenía 22 años.

En ese intervalo de tiempo comenzó su servicio militar, que realizó durante 5 años, hasta 1882. Cuando lo acabó, teniendo 25 años, regresó a París. Un año antes habían fallecido sus abuelos.

Como, además del teatro, le gustaba el dibujo, editó una tira humorística llamada ‘Le Flàneur’, que incluía dibujos suyos, pero sólo tuvo 4 ediciones.

Mientras, actuaba por las provincias, y se relacionaba con pintores y actores. Y, aunque no llegó a triunfar, en el teatro conoció a su mejor amigo y a la mujer de su vida. No tuvo hijos con ella, pero ejerció de padre del hijo que ya tenía la actriz.
Desde 1882 hasta 1887, entre sus 25 y sus 30 años, fue actor dramático de teatro, pero tuvo que dejarlo por un problema en las cuerdas vocales.

Una afección de garganta le apartó de las tablas y parece que fue entonces, a sus 31 años, cuando vivía en La Somme, al norte de Francia, cuando tuvo su primer contacto con la fotografía.

BIOGRAFÍA DE EUGÈNE ATGET

«Documentos para artistas» 

A los 33 años (1890) regresó a París y decidió dedicarse profesionalmente a la fotografía. Bueno a los «documentos», como decía él.

En su puerta colgó un cartel que decía «Documentos para artistas».

Dos años después, a los 35 (1892) publicó en una revista un anuncio en el que decía que sus especialidades eran «los paisajes, los animales, las flores y los monumentos». Decía que realizaba «documentos» y «primeros planos para artistas» además de reproducciones de cuadros. «Me desplazo», informaba en el anuncio.

De esa época es su trabajo ‘Paisajes. Documentos’.
En 1897, cuando llegó a la cuarentena, empezó a fotografiar sistemáticamente el motivo que ocuparía el resto de su vida: París.

A los 40 años (1897), con una aparatosa cámara de gran formato (18x24cm) y un objetivo angular, lo que daba una perspectiva exagerada y una gran profundidad de campo, empezó a fotografiar sistemáticamente los barrios de París y comenzó su serie ‘Pequeños oficios’ (Petits Métiers), que 6 años después fue editada y le dio pie a vender copias de sus trabajos a las bibliotecas y museos de París.

En ese año 1897, con 40 años, comenzó sus series ‘Arte en el viejo Paris’ y ‘Paris Pintoresco’.

BIOGRAFÍA DE EUGÈNE ATGET

Comienza la obsesión por el registro fotográfico

Sus fotografías, casi topográficas, empezaron a despertar interés y comenzó a vender sus fotografías a domicilio.

Organizó y reorganizó su fototeca, cambiando el planteamiento según los títulos que le iba a dando a las nuevas series.

Entre sus clientes, estaban la Biblioteca Nacional de Francia, el Museo Carnavalet de París o el Victoria and Albert Museum de Londres, así como diversos diseñadores, ilustradores y artistas.
Atget supo explotar la fe en la superioridad de la arquitectura y el diseño franceses.

En 1899, con 42 años, se mudó al barrio de Montparnasse, donde montó su laboratorio y archivo. En esa casa viviría ya de manera fija hasta su muerte.

Dos años después, entre sus 44 y 45 años, se dedicó a fotografiar las fachadas, los balcones, y las casas de Paris.
En 1903, con 46 años, fotografiaba patios, escaleras e iglesias, tanto por fuera como por dentro. Pero no dejó de lado su pasión por el teatro.

Aunque no actuaba, entre 1904 y 1913, hasta sus 56 años, compaginaba su trabajo de fotógrafo con las conferencias sobre teatro que impartía por las universidades.

En esa época fotografió escaleras, chimeneas y palacetes de los siglos XVII y XVII. Y también fotografió el viejo París por encargo de la Biblioteca Histórica de la Villa de París (1906, con 49 años).

“Sus fotografías parecían escenas de crímenes”

– Camille Recht (crítica y editora)

BIOGRAFÍA DE EUGÈNE ATGET

Una obra, un legado

En 1909, con 52 años, quiso publicar su trabajo y reunió 70 fotos en un libro al que tituló L´Art dans le Vieux París. Se llegaron a realizar algunos ejemplares del libro, pero parece que la idea no despertó interés.
Sin embargo, en 1910 se vendían álbumes suyos en la Biblioteca Nacional con sus fotos del viejo Paris, las zonas chabolistas…

El álbum, compuesto por 60 imágenes, se llamaba Intèrieurs Parisiens y se realizó para la Biblioteca Nacional. Eran fotografías de habitaciones vacías: cocinas, dormitorios y salones, pertenecientes a todo tipo de clases sociales parisinas, desde el hogar de una reconocida actriz en los Campos Elíseos, financieros y hombres de negocios hasta las casas de mozos y obreros.

En 1910 también comenzó a hacer fotografías para un tercer álbum dedicado a los vehículos parisinos: desde carretillas hasta coches fúnebres, además de apisonadoras, volquetes y tranvías.

En 1912, con 55 años, realizó una especie de guía de compras que además incluía cabarets y restaurantes llamada Métiers, boutiques et étalages, dedicado a los distintos oficios, tiendas y escaparates.

A éste le siguieron otros tres álbumes: uno dedicado a carteles de viejas tiendas de la ciudad (1913), otro a los zoniers (principalmente traperos) que vivían y trabajaban en las afueras de la ciudad y el último a las fortificaciones parisinas (1915).
Pero llegó la I Guerra Mundial (1914 – 1918) y dejo de ir haciendo fotos progresivamente… Además, en la guerra murió el hijo de su mujer lo que supuso un duro golpe.

Acaba la guerra, en 1919, volvió a hacer fotos. Siempre con la misma cámara.

Los años de la I Guerra Mundial fueron difíciles, y su hijastro murió en el frente. Atget no tomó fotografías durante este periodo.

En 1921, con 64 años, realizó una serie de fotos de prostitutas por encargo del pintor André Dignimont.

Y en ese año vendió más de 5.000 platos negativos. De ellos, 2.600 al Ministerio de Instrucción Pública en la Bellas Artes, y 2.500 a la Comisión de monumentos históricos de París.

Entre 1921 y 1925 fotografió los parques parisinos y la ciudad de París.

“Puedo decir que poseo todo el París antiguo”

– Eugène Atget

Últimos años

En 1925 la fotógrafa americana Berenice Abbott, que entonces tenía 27 años, descubrió sus fotos.
Empezó a visitarle periódicamente en su estudio y le compró alguna fotografías. Se hicieron muy amigos y fue ella quien ha dado a conocer su obra al mundo.

Sólo un año después de conocer a Abbott, que se involucró mucho con su trabajo y le admiraba, su mujer falleció y él dejó de hacer fotos.

En 1926 muere su mujer y ello marca el final de la vida creativa de Atget.

En 1926 Man Ray decidió reproducir cuatro de sus fotografías en la revista La Révolution Surrealiste, pero él no quiso aparecer en los créditos porque consideraba que eran «simplemente documentos que hago”: una de sus frases más conocidas y que lo catalogan como un genio tímido.

Una de esas cuatro fotografías ilustró la portada de la revista. En la foto se ve a una veintena de parisinos viendo un eclipse solar.

En 1927, con 70 años, un año después de fallecer su mujer, la fotógrafa Berenice Abbott le llevó a su estudio y le hizo su último retrato.

Tras unos meses de sequía fotográfica, fruto de la muerte de su mujer, en la primavera de 1927, con 70 años, volvió a coger su cámara, pero ese mismo verano contrajo una enfermedad y murió.

Falleció el 4 de agosto de 1927.

Tras su muerte, habiendo fallecido ya su hijastro y su mujer y no teniendo hijos, su mejor amigo se encargó de su herencia.

Vendió 2.000 de sus negativos negativos a la Comisión de Monumentos históricos de París.

“Atget nunca se dio cuenta de que era Atget”

– Emmanuel Sougez (fotógrafo y crítico)

El papel imprescindible de Berenice Abbott

Un año después de su muerte, la fotógrafa Berenice Abbott, con la ayuda financiera de Julien Levy, le compró el resto de su obra: 1.300 negativos y unas 5.000 impresiones.

Su obra es principalmente conocida gracias a Berenice Abbot, que durante los últimos años de vida de Atget frecuentó su estudio y dedicó gran parte de su vida en intentar que se reconociera su genio.

La adquisición de Abott de la obra de Atget un año después de su muerte fue lo que permitió que sus fotografías terminaran en el MOMA cuarenta años después.

En 1929, la Exposición ‘Film & Foto’ en Stuttgart incluyó algunas de sus obras (las de Abbott).

En 1930, se edita el libro Atget, photographe de Paris, y se publica en Paris, Leipzig y Nueva York.

En 1968 la galeria de Levi vende la colección de Abbott al MOMA, donde se encuentra.

La obra de Atget

Atget produjo unas 8.500 imágenes individuales, que los expertos han categorizado en ‘documentos de paisajes’, ‘París pintoresco’, ‘arte en el viejo París’, ‘alrededores’ y ‘topografía’.

Atget sentía una curiosidad natural hacia ese mundo de tratos a pequeña escala: los mercados y tenderetes. Un mundo cuya existencia podría darse por sentada pero que no volvería a repetirse jamás tal y como era.

Atget siempre fue consciente del paso del tiempo, entendido como un proceso en el que los formatos se agotan.

Curiosidades sobre Aget

· Nunca fotografió la torre Eiffel.

· Muchas de sus imágenes no incluyen personas (lo que hace que parezcan escenas de crímenes), aunque otras sí las incluyen. Y muchos de sus estudios topográficos contienen figuras solitarias o grupos.

· Su obra refleja la industrialización del viejo París.

· Fue un trabajador de la fotografía sin práctica artística. Se dedicó a documentar París

· No consiguió ningún reconocimiento en vida. Murió sin hacer mucho ruido y pocas personas asistieron a su funeral.

· Tuvo dos vidas, la suya propia y la póstuma.

· Se le considera el maestro de los maestros.

· Su archivo personal se encuentra en el MOMA de Nueva York

· Ha sido objetivo de numerosas monografías.

· El escritor francés Pierre Mac Orlan publicó una monografía sobre él en 1930.

· Sus fotografías son muy apreciadas y algunas de ellas han alcanzado los 100.000 euros en subasta.

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