Subió a lo más alto y, cuando estaba allá arriba, desapareció. Lo dejó. El fotógrafo Paolo di Paolo (Larino, Italia, 1925) siempre ha sido único para todo. Lejos de las modas, él ha contado con una visión propia que ha hecho valer y que ha impregnado tanto su trabajo como su manera de dejarlo, allá por 1968. Cincuenta y tres años después, su obra sigue despertando un gran interés. Ayer se inauguraron dos exposiciones suyas en la Galleria Carla Sozzani, en Milán, con la colaboración de Bulgari. Hace dos años tuvo lugar una retrospectiva de su trabajo, Paolo Di Paolo: Lost World Photography 1954-1968, en MAXXI, en Roma. Y el también fotógrafo Bruce Weber está dirigiendo una película sobre su vida.

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Discusión política en la Plaza del Duomo, 1958.

ARCHIVIO FOTOGRAFICO PAOLO DI PAOLO

Nació en Larino, en la mitad sur de Italia, pero se mudó a Roma a los 14 años. Lo de la fotografía le llegó por casualidad, como él mismo recuerda. “Siempre había querido ser profesor de Filosofía. Y la víspera de graduarme me enamoré de una Leica III C expuesta en un escaparate. Así comenzó esta aventura». En efecto, estudiaba en la facultad de Filosofía de la Università La Sapienza. Sin esa Leica expuesta de manera tan atractiva en aquel escaparate, Italia no hubiese tenido a uno de los grandes fotoperiodistas de su historia.

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Anna Magnani, Circeo (Roma), 1955.

CORTESÍA DE FONDAZIONE MAXXI.

Paolo di Paolo puso su ojo y su lente en las transformaciones sociales y culturales de Italia. Con un país saliendo de la II Guerra Mundial, eso significaba mucho trabajo. En Roma, frecuentó los ambientes artísticos de la ciudad entre mediados de los años 40 y principios de los 50. Era muy cercano al círculo de Forma 1, que le animó a desarrollar su creatividad a través de la fotografía. Trabajó en edición de revistas, y en 1953 fue nombrado director de Viaggi Cit. Le tourisme en Italie. Por aquel entonces todavía se presentaba a sí mismo como un fotógrafo aficionado que lo hacía por placer.

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Forte dei Marmi, 1959.

ARCHIVIO FOTOGRAFICO PAOLO DI PAOLO

En 1954 comenzó a colaborar con el semanario Il Mondo. Ese fue el inicio de una producción que durante los años siguientes abarcó literalmente a todas las celebridades italianas (y muchas extranjeras) de la época, de Brigitte Bardot a Anna Magnani. Publicó más de 573 fotografías. Entre 1954 y 1956 colabora con La settimana Incom Illustrata y en el mismo periodo comienza a trabajar para el semanario Tempo.

Muchos de sus reportajes fotográficos fueron firmados por destacados periodistas, como Antonio Cederna, Lamberti Sorrentino, Mino Guerrini o Luigi Romersa. A principios de la década de los 60 ejerció como corresponsal en la Unión Soviética, Irán, Japón y Estados Unidos.

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Maremma toscana, 1959.

ARCHIVIO FOTOGRAFICO PAOLO DI PAOLO

Su trabajo está lejos de la visión felliniana (“La Roma de aquella época no era como la de sus películas. La dolce vitanunca ha existido. Lejos de la elegante y mundana Via Veneto había otra Roma que él no conocía”, dijo) y se aproxima más al neorrealismo. De ahí que su trabajo se enmarque en el fotoperiodismo, pues logró capturar las rápidas transformaciones que vivía un país ansioso de modernidad tras haber sido arrasado por veinte años de fascismo y guerra. La misma corriente que puso al cine italiano en el foco internacional y dotó a su cultura de un glamour inédito.

En su afán por conocer y retratar una Italia en plena transformación, Paolo di Paolo acompañó a Pier Paolo Pasolini en un viaje por carretera que tuvo lugar entre junio y agosto de 1959. Se montó con él en un Fiat 1100 y enfilaron la larga carretera de Ventimiglia hasta Palmi. Di Paolo tenía 34 años, y Pasolini 37. Compartieron sólo la primera parte del recorrido. Pasolini llegó hasta el sur de Sicilia para luego remontar la costa oriental y llegar a Trieste.

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Pier Paolo Pasolini en la playa de Cinquale (Versilia), 1959.

Aquel viaje dio origen a un reportaje fotográfico de di Paolo con textos de Pasolini, publicado en tres entregas en la revista mensual Successo, entre julio y septiembre de ese mismo año. En él queda reflejado el modo en que los italianos de la costa viven sus vacaciones, del mar Tirreno al Adriático. Un ejercicio de sociología que marcó su carrera. “Yo estaba buscando una Italia que mirara hacia el futuro. Concebí el título El largo camino de arena como el paralelismo del camino arduo recorrido por los italianos para alcanzar el bienestar y las vacaciones después de la guerra», dice Paolo di Paolo. Nunca hubo una verdadera amistad entre di Paolo y Pasolini, aunque sí fue una relación amable. Más tarde, di Paolo también documentó a Pasolini durante el rodaje de las películas Mamma Roma con Anna Magnani y de El Evangelio según San MateoLa larga carretera de arena es también un libro que está disponible en castellano, en la editorial Gallo Nero, y da nombre a una de las dos exposiciones que se acaban de inaugurar en Milán.

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Vista del tejado del Duomo de Milán, 1960.

ARCHIVIO FOTOGRAFICO PAOLO DI PAOLO

La segunda exposición tiene como nombre MILANO (fotografie 1956-1962). Se trata de una selección de fotografías en honor a Milán, la ciudad de la que di Paolo se enamoró porque decía que era muy distinta a Roma. “Es como ir al extranjero”, en sus propias palabras. Son imágenes en las que puede apreciarse el talento de di Paolo para captar momentos de la vida cotidiana de la ciudad. A lo largo de su carrera, demostró que podía hacerlo tan acertadamente como el plasmar el carisma y la belleza de las grandes actrices de la Dolce Vita que hicieron reír y soñar a generaciones enteras.

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Walter Chiari en Fregene, 1959.

ARCHIVIO FOTOGRAFICO PAOLO DI PAOLO

En 1966 empezó a cambiar todo. Il Mondo echó el cierre y la dirección del semanario Tempo cambió. Con ella, y empujada por el advenimiento de la televisión, la información comenzó a orientarse hacia el cotilleo. Aquello exasperó a Paolo di Paolo, que concluyó su carrera ilustrando reportajes firmados por la periodista de moda Irene Brin, cuyos protagonistas eran los miembros de la jet set europea. En 1968, y cansado del amarillismo generalizado en las revistas, di Paolo colgó la cámara y se retiró a una casa en el campo a las afueras de Roma. Allí retomó sus estudios de Filosofía e Historia. De 1970 a 2015 estuvo dedicado a publicaciones editoriales, incluido el Calendario Histórico del Arma de los Carabinieri.

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Bañistas en Lido di Coroglio (Pozzuoli), 1959

CORTESÍA DE FONDAZIONE SOZZANI

Los archivos fotográficos de Paolo di Paolo con más de 250.000 negativos, hojas de contactos, impresiones y diapositivas, permaneció oculto y perfectamente ordenado durante décadas. Fue encontrado por casualidad a principios de la década de 2000 por su hija Silvia, quien descubrió una parte desconocida de la vida de su padre y sacó a la luz su extraordinaria obra.

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Marcello Mastroianni, s.d.

CORTESÍA DE FONDAZIONE MAXXI.

El director creativo de GucciAlessandro Michele, descubrió el trabajo de di Paolo en una librería de Roma dedicada a la cultura del siglo XXI llamada Il Museo del Louvre. “Mi curiosidad hizo el resto. Quería saber más, analizar, explorar y comprender todo lo que pudiera”, dijo Michele en el catálogo de la exposición que tuvo lugar en Roma en 2019 y que, a petición suya, fue apoyada por Gucci. “Estoy fascinado por la sensación contemporánea de los rostros representados en sus obras. Las imágenes de di Paolo siempre son una combinación sorprendente e inesperada de fuerza y gracia”.

La obra de Paolo di Paolo refleja un tiempo que ya se fue, pero que queda en la retina de todos como la base sobre la que se construyó la felicità.

Paolo Di Paolo captó en sus fotografías la Italia en los años 50 y 60 maravillosamente

Paolo de Paolo nos regala su mirada de una Italia muy alejeada de la Dolce Vita, nos acerca a una Italia impregnada de neorrealismo y de belleza.

«Siempre había querido ser profesor de Filosofía. Y la víspera de graduarme me enamoré de una Leica III C expuesta en un escaparate. Así comenzó esta aventura». El fotógrafo Paolo di Paolo (Larino, Italia, 1925) recuerda de esta forma el momento en que su vida cambió para siempre.

Ahora, el universo del genial artista, se puede disfrutar en la exposición «Paolo di Paolo: Lost World» formada por más de 250 imágenes, en gran parte invisibles hasta ahora, del archivo del fotógrafo.

Di Paolo relató la vida de su país tras la demoledora Segunda Guerra Mundial, una Italia que se abría en canal y que el cine supo canalizar en los maravillosos estudios de la Cineccitá.

Di Paolo abandera el espíritu neorrealista, que no era otro que el de una imperiosa necesidad de sinceridad, de describir la realidad tal y como era, y siempre con un nivel didáctico a nivel moral. Amamos su mirada en blanco y negro y tan llena de verdad.

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Fotógrafos y fotógrafas (biografías) por Gustavo Bravo

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