Eamonn Doyle es un fotógrafo irlandés de calle y abstracto que muestra la ciudad a través de las personas que la habitan y los objetos que la componen
«No me considero un fotógrafo de calle como tal. La razón por la que estoy en la calle es porque ahí es donde está todo el mundo. Si pudiera me metería en las casas de la gente hasta su salón y les haría fotos».
«Mis series son reflexiones conmigo mismo. No son retratos de personas, ni fotografías en primer plano. Son abstractas. Aproximándonos a los sujetos, las texturas, el grano, los materiales, las aceras».
Estudió arte. Quería ser «fotógrafo del mundo», como él mismo decía, pero cambió sus intereses hacia la música.
Durante 20 años ha estado sumergido en la electrónica como músico, DJ y productor. Y tras estas dos décadas alejado de la fotografía ha vuelto con mucha fuerza y ganas «por las muchas similitudes» que ve entre música y fotografía.
«Yo en el estudio hacía música electrónica y tenía que reunir unas condiciones, como qué sintetizador vas a usar, las cajas de ritmo, la paleta de sonido… Y es similar en la calle, sólo que tomo decisiones más simples: la calle que fotografío, la cámara, la película que uso».
Sus fotos, vistas como un todo, revelan sus dinámicas y sus inquietudes interconectadas, desde el mundo flotante de Dublín hasta el mundo espectral de K, su última obra que desgranaremos al final del texto.
Biografía
Eamonn Doyle nació en Dublín en 1969. Estudió pintura y posteriormente fotografía en la universidad (1987-1991), y a continuación se dedicó a viajar a todas partes con la idea de convertirse en un «fotógrafo del mundo».
No tardó en regresar a Irlanda y en 1994 dejó la cámara y lanzó el sello D1 Recordings.
Eamonn pasó los siguientes veinte años inmerso en el mundo de la música, publicando discos, haciendo colaboraciones, grabando, dirigiendo festivales y viajando por todo el mundo.
En 2011, con 42 años, Eamonn empezó de nuevo a hacer fotografías en las calles de su barrio.
Su permanente pasión por la música, por la literatura, en particular por Samuel Beckett, y por el flujo contemporáneo de movimientos culturales y cambios en las políticas sociales, parece confluir y manifestarse en las calles de Dublín a través de sus fotografías.
</p> <p><iframe style=»width: 120px; height: 240px;» src=»//rcm-eu.amazon-adsystem.com/e/cm?lt1=_blank&bc1=000000&IS2=1&bg1=FFFFFF&fc1=000000&lc1=0000FF&t=fotog0a-21&language=es_ES&o=30&p=8&l=as4&m=amazon&f=ifr&ref=as_ss_li_til&asins=0500545081&linkId=07589bbff3c8b6f9f1e140923f52d829″ frameborder=»0″ marginwidth=»0″ marginheight=»0″ scrolling=»no»></p> <p>Actualmente expone sus fotografías en la Fundación Mapfre de Madrid.</p> <p><img width=»894″ height=»597″ class=»alignnone size-full wp-image-8767″ src=»https://fotogasteiz.com/wp-content/uploads/2019/11/eamonn-doyle-1.jpg» alt=»»></p>
foto aqui
“Dejé la fotografía durante 20 años para dedicarme a la música, pero a finales de los 2000 me desencanté un poco con el mundo musical. Y salí a comprar una cámara. Me puse a hacer fotos desde la puerta de casa, en el centro de Dublín”.
Sus últimos seis años, los más prolíficos fotográficamente hablando
En los últimos seis años, Eamonn Doyle ha irrumpido en el mundo de la fotografía con un conjunto de obras internacionalmente aclamado, conocido como «la trilogía de Dublín» —i, ON y End.— (no quedan ejemplares a la venta de ninguno de los tres), al que ha seguido K, una serie que fotografió en el oeste de Irlanda y en Extremadura.
Trilogía i, On y End
“Cada uno de los tres libros es diferente en su aspecto, pero no es algo predeterminado. Las distintas series iban surgiendo según estábamos fotografiando y luego las íbamos editando. Hubo algunas decisiones técnicas sencillas que tomé, que distinguen unas series de otras, como fotografiar en color o en blanco y negro, desde arriba y desde atrás o desde abajo y de frente”.
K
En su último trabajo se aleja de todo lo anterior. Tenía la idea de mostrar figuras en el paisaje pero en un nuevo contexto y así creó un mundo espectral. Un libro llamado K que sólo está a la venta en su página web.
«Justo empecé a hacer este trabajo y cuando llevaba un tiempo mi madre murió y me marcó una nueva dirección. En realidad, también fue el final de un proceso de duelo prolongado que tenía mi madre por mi hermano, que había muerto 17 años antes. El trabajo adquirió un significado completamente nuevo para mí y realmente se convirtió en una especie de meditación».
Esta serie K acaba en España, concretamente en Extremadura, por el vinculo con el pueblo marinero de Connemara, donde empezó la obra, y la Península Ibérica y el norte de África debido a la similitud de los paisajes extremeños con la costa oeste de Irlanda.
* Última actualización noviembre de 2019