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Hernando Toro Botero

por Gustavo Bravo

Vida – Obra – Biografía

GRANDES FOTÓGRAFOS Y FOTÓGRAFAS

Hernando Toro

Hernando Toro (1949-) es un retratista colombiano conocido por sus retratos de colectivos alternativos: personas privadas de libertad, travestis, transformistas, drag-queens, enfermos terminales o pacientes de psiquiátricos.

Toro se hizo su sitio en la escena de la fotografía española durante su estancia en la cárcel Modelo de Barcelona, donde impartió talleres y cursos de fotografía mientras desarrollaba un archivo fotográfico único.


«Siempre he dicho que mis fotos son horribles, que impresionan mucho. Se siente uno mirado, observado, como si le estuvieran clavando los ojos. Mis modelos están mirando, pero no a una cámara: están mirando más allá. Te están mirando a ti en el pasado, ahora presente, pero te están observando y a ti te queda eso, ese flash. El que la persona diga, uy qué susto, o uy qué horror o ese solo uy; que te diga algo esa foto. Entonces es bonito ir detrás de la gente y escucharla: eso me ha enseñado a hacer mejores fotos».

Última actualización: enero 2022

«Yo sigo la foto desde el momento en que la imagino. Entrecierro los ojos y sé cómo va a quedar»

– Hernando Toro

PRIMEROS AÑOS

Biografía de Hernando Toro

Hernando Toro Botero nació en 1949 en Supía, municipio ubicado en el noroccidente del departamento de Caldas, Colombia. Su abuelo, Alejandro Toro Ochoa, tenía minas de oro, ganado y café.

A los 15 años de edad se mudó a Medellín y allí tuvo su primer contacto con la fotografía.

De Medellín se mudó a Bogotá, donde fue modelo.

A los 18 años trabajó de chico de los recados en la galería Belarca de Bogotá y allí tuvo su primer contacto con el arte y los artistas.

De allí pasó a trabajar en la galería de Estrella Nieto, donde colgaba cuadros.

Los clientes de esta galería eran los artistas del momento: el Premio Nacional de Pintura de Colombia Alejandro Obregón, Botero, Ramírez Villamizar, Grau… «Los trece artistas colombianos de hace 50 años, que son los mismos de ahora». Hizo gran amistad con Obregón.


Toro vivió en su juventud la época dorada de Bogotá.

 

BIOGRAFÍA DE HERNANDO TORO

Primeros coqueteos con el narcotráfico

Y pasó de conocer a la jet set a vestir a la jet set.

Se enamoró de una azafata de la aerolinea colombiana Avianca llamada Angi. «Las azafatas ganaban muy mal, así que para sobrevivir tenían que traer contrabandito».

«Las corbatas de dólar de los judíos en Nueva York, las vendía yo en Bogotá. Mi amiga vivía con otras tres azafatas, así que cuando bajaban del avión yo les tenía los dólares listos y luego surtía a las principales tiendas de Bogotá. Un día me encontré con tanta corbata, tanta bufanda, tanta loción, tanta mierda en el apartamento, que me tocó poner una boutique. Terminé vistiendo al jet set de Bogotá, que por cierto andaba muy mal trajeado».

Con 27 años, en 1976, se mudó a Europa y se apuntó a una escuela de fotografía. Revelaba sus fotos en su casa.

Traía droga de Colombia a Barcelona. Le apodaban ‘El Jordi’. Para pasar inadvertido, cada vez que llegaba a España estudiaba. Llegó a hacer un curso de peluquería, del cual aprendió que los peluqueros, como los fotógrafos, pueden hacer lo que quieran de la persona que tienen ante así, con psicología e interesándose de verdad por la persona durante la sesión.

Con 28 años, en 1977, la Policía española, creyendo que era un camello de ‘El Jordi’ (sin saber ellos que él era el Jordi) le interrogó, pero a falta de pruebas le soltaron. Toro huyó a pie a Francia y pasó un año en Colombia. El negocio estaba en Estados Unidos, pero a él le gustaba mucho España: Ibiza, codearse con los toreros, los marqueses…

A los 29 años, en 1978, le pillaron con 240 gramos de cocaína y le encarcelaron tres años. Al salir de prisión, reactivó el negocio. Traficaba con cantidades modestas pero no por ello dejaron de considerarle como el primer traficante de cocaína de España.

A los 42 años, en 1991, en España, estando en la playa con su familia, un agente de narcóticos le reconoció por su voz, le encañonó y le detuvo, acusado de narcotráfico.

Ingresó en la prisión La Modelo de Barcelona, la Torre de Babel de los presidiarios de una ciudad condal puerta de Europa y de su delincuencia en la que se hizo «fotógrafo fotógrafo».

«Hacía muchas fotos, pero eran horribles. Fotógrafo fotógrafo me hice en la cárcel»

Al entrar en la prisión Modelo de Barcelona todo le parecía muy visual. Fue llegar y necesitar su cámara.

«Cuando a mí me detuvieron yo dije esto va pa’ largo porque me pillaron con las manos en la masa… Yo dije mínimo 5 años me voy a estar aquí. ¿Qué voy a hacer? ¡Fotografía!»

«Soy un enfermo de la imagen de toda la vida»

– Hernando Toro

BIOGRAFÍA DE HERNANDO TORO

El primer y único fotógrafo de la prisión Modelo de Barcelona

El 15 de septiembre de 1991 Hernando Toro ingresó en la cárcel, a una semana de las fiestas de La Mercé por cuya festividad hubo actuaciones en prisión. Pidió una cámara, alegando que podía registrar los eventos de la cárcel y entregar las fotos a la dirección penitenciaria y le permitieron hacer aquellas fotos. Empezó a dar clases de foto a los prisioneros, sin cámaras, sólo hablándoles del arte fotográfico en un primer momento.

Toro necesitaba material para revelar aquellas fotos y para dar clases como correspondía y escribió cartas a la Federación de Fotografía de Cataluña, a Agfa, a Kodak… A todos les enviaba la misma carta, cambiando únicamente el encabezado. Resumiendo, les explicaba que era un apasionado fotógrafo encarcelado en La Modelo que carecía de material para hacer y revelar fotos y para enseñar a otros presos todo lo que sabía. ¡Y comenzó a llegarle material! Y logró que la cárcel incorporara a un tutor en fotografía y que le cedieran un local en el sótano para impartir sus clases.

Muy habilidoso en los negocios, logró que le dieran un carrete de fotos a la semana y montó un estudio fotográfico en su celda. Los miércoles, el director de la prisión le dejaba hacer retratos a los presos. Y se formaban colas ante su celda. Las cobraba a 150 pesetas la foto. Fotografiaba a los presos vestidos de Papá Noel, para que pudieran enviar felicitaciones navideñas a sus familiares o posando cual modelos para que enviaran a sus novias o para engañar a sus familias diciendo que estaban en Barcelona trabajando de modelos en vez de en prisión… Así pudo conocer a todos los presos y escoger a los que más llamaban su atención para realizar su trabajo autoral. Era uno más y los presos posaban para él con total confianza y abriéndose a él como a nadie.

«Todo el mundo pone cara de foto. Lo importante es hacer que se olviden del fotógrafo, porque intimida. El problema es que el fotógrafo generalmente está disfrazado de fotógrafo. Va con chalecos llenos de bolsillos, con cámaras en el pecho. La cámara hay que sacarla y click. La gente está prevenida. Lo importante no es sólo lo que tú ves sino que esa persona se guste, que vea que sí le captaste lo mejor de él. Lo apropiado es hablar, y disparar el flash; cuando la gente se acostumbra, se relaja. Muchas veces he disparado el flash solo y luego sí hago fotos. Disparos falsos. Y si sabes un poco de él, del personaje, ya lo tienes encerrado».

Su primera exposición se llamó ‘Desde dentro’, que era una frase muy usada por los presos en su día a día para referirse a esta nueva vida entre rejas.
Su actividad en prisión empezó a copar titulares en la prensa nacional e internacional y a los 44 años, en 1993, comenzó a exponer su obra. Lograba permisos penitenciarios para salir a inaugurar sus exposiciones, esposado hasta la puerta y «libre» en las salas expositivas.

En la primavera de 1994, la Fundación Miró acogió una exposición del fotógrafo Robert Mapplethorpe y Toro logró comprar el catálogo de aquella exposición por 5.000 pesetas. Con un cuentahilos miraba las pupilas de los modelos en el libro de Mapplethorpe y estudiaba dónde había colocado el fotógrafo el foco, la ventana… y sus fotos fueron mejorando y mejorando.

Su fama iba en aumento y a los 46 años, en 1995, fue galardonado con el sexto premio Foto Prix de Europa.

«Estuve preso pero estuve haciendo lo que me gusta»

Era un preso modelo, un ejemplo de integración, lo cual ayudó a que pronto le concedieran el tercer grado y salía a muchas exposiciones, a realizar sesiones en el exterior, a disfrutar de su familia… hasta que recuperó la libertad.

 

 

 

BIOGRAFÍA DE HERNANDO TORO

De fotografiar la cárcel a fotografiar la noche

Tras recuperar su libertad, en 1996 comenzó a fotografiar a travestis.
«Después de hacer una obra tan fuerte como la de la cárcel, era difícil encontrar algo que me llenara. Poco antes de hallar a los drags me dio por hacer el Caribe colombiano, con esos paisajes tan exuberantes pero, como siempre, terminé haciendo retratos».

Y se fue a Bogotá, donde siguió retratando a presos en la Cárcel Distrital de Bogotá, en la cárcel de mujeres…

Su amigo Carlos Duque trabajaba en su obra ‘Libertad Incondicional’ y le ayudó en el proyecto.
En 1998 cinco fotos suyas ilustraron el libro150 Años de fotografía en España, del que disponemos de un ejemplar en la biblioteca de FotoGasteiz.

Su trabajo autoral continuó en el retrato, que combinaba con la que él denomina «fotografía comestible».

«Lo que me da para vivir es la astucia de cada día. He realizado catálogos de vestidos de novia, fotografías de gentes con sus mascotas; de todo un poco».


En 2017 las cineastas Adriana Bernal-Mor y Ginna Ortega comenzaron el rodaje del documental biográfico ‘Toro’ (Gusano Films), que recupera sus negativos y explora su recorrido y parte del archivo inédito.


Actualmente Hernando Toro vive con su esposa Maite en San Pedro De Ribas, un municipio de la comarca del Garraf, en la provincia de Barcelona.
A los 73 años (2022) sigue realizando sesiones fotográficas. Las hace sentado, debido a su estado de salud.

La galería Mor Charpentier de París es la encargada de vender su obra.

Su archivo fotográfico tiene más de 10.000 fotografías y sigue creciendo.
«Ya han dicho tanto de la fotografía, que no vale la pena ponerse a especular… Es, simplemente, un relax, un modo de pasarla bien, de pagar el arriendo de mi casa y de sentirme importante. Es algo vital, y también una manera de respetarse uno, ponerse sus metas y ser su propio patrón; que no lo marque a uno el horario porque eso es muy fácil. Es mejor el reto, ver cada día qué es necesario hacer y qué se propone uno hacer. Aprendí muy temprano que no había que ser empleado toda la vida»

«Cuando estoy tranquilo me siento rarísimo. Me acostumbré a estar nervioso y a vivir nervioso»

«La fotografía me tiene absorbido total»