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Samuel Fosso

por Gustavo Bravo

VIDA – OBRA – BIOGRAFIA

GRANDES FOTÓGRAFOS Y FOTÓGRAFAS

Samuel Fosso

Samuel Fosso es uno de los artistas contemporáneos más importantes de África, que utiliza el autorretrato para contar la Historia del África negra.

Experimenta a través de la fotografía de autorretrato los roles y arquetipos del continente africano con toques de ironía y humor.

Se viste, se disfraza, se maquilla, se transforma para reflejar dramas de identidad, exilio, migración, religión, colonialismo… y se fotografía. Pero cuando se mira al espejo, se ve a sí mismo.

“El autorretrato me facilita contar la Historia»

«Para contar una historia de alguien me tengo que vestir como él, identificarme y sentirme como él se sentiría»

Última actualización: abril 2021

«El poder del autorretrato es muy grande. La diferencia entre los que se hacen selfies y yo está en que aquellos se muestran pero no se explican a sí mismos lo que son. Conservan sus secretos pretendiendo que son ellos; yo no soy así, cuento lo que veo”

– Samuel Fosso

Autorretrato de Samuel Fosso

Autorretrato de Samuel Fosso

PRIMEROS AÑOS

Biografía de Samuel Fosso

Samuel Fosso nació en Kumba, Camerún, en 1962.

Pasó la mayor parte de su infancia en el sureste de Nigeria formando parte de la tribu de los igbo, una de las tribus más grandes e influyentes de África, conocida por su labor de comerciantes, que cuenta con alrededor de 40 millones de miembros.

Él cuenta que fue paralítico hasta los tres años, cuando cayó desde un tejado a los brazos de su abuelo, curandero y jefe de su aldea.

“Nací paralizado y la medicina occidental no me podía curar. Para los africanos la enfermedad puede venir del cielo o del hombre. Si proviene de Dios es imposible curarla, pero mi abuelo partió de la premisa que venía del hombre”.
En agradecimiento a su abuelo, que le sanó y gracias al cual pudo andar, realizaría en 2003 el proyecto fotográfico ‘Le reve de mon grandpere’, en el que se representa como un jefe sanador. Pero no vayamos tan a prisa.

En 1967, cuando tenía cinco años, estalló la guerra civil de Biafra en Nigeria y comenzó su vida como refugiado, vagando de un lado a otro con sus padres, que perdieron la vida, dejándole huérfano tan pequeño.

En 1972, con 10 años, el pequeño refugiado se mudó a Bangui, capital de la República Centroafricana, para trabajar en la fábrica de zapatos de su tío, dejando a su abuela en Nigeria.

Se interesó por la fotografía y dejó la fábrica para ser aprendiz de fotógrafo y, una vez aprendido el oficio, abrió su propio estudio de fotografía en Bangui. Era 1975 y él tenía sólo 13 años. Retrataba a los ciudadanos de Bangui en su mejor momento, colocándoles tras de sí fondos muy elaborados y bonitos atuendos.

“La fotografía me cautivó porque es un trabajo que me resultó fácil. También me servía para enviar imágenes mías a mi abuela, para que supiera que estaba vivo”.

Tras fotografiar a sus clientes (hacía fotos de pasaporte, de bautizo, de boda…), con las fotos que sobraban en el carrete, experimentaba autorretratándose y le enviaba aquellas fotos a su abuela, que seguía en Nigeria, para que supiera que seguía vivo.

Le maravillaba su propia transformación y el cambio de su cuerpo de niño a adolescente. También el cambio de su aspecto, al vestir ropa occidental: camisas ajustadas, pantalones de campana, botas de plataforma… Le gustaba fotografiarse imitando las portadas de los discos que se publicaban en la época, como los del músico nigeriano Prince Nico Mbarga. ¡Se gustaba a sí mismo!

«¿Quieres alcanzar el cielo, chico?», le dijo un cura al verle así vestido. «¡Pareces un astronauta!».

BIOGRAFÍA DE SAMUEL FOSSO

Los autorretratos de Fosso

“No me di cuenta de que mis fotografías eran arte hasta que, en 1994 en Les Rencontres de la photographie africaine en Bamako, obtuve el primer premio”

Hasta 1994, con 32 años, siguió siendo un fotógrafo currante y anónimo, pero ese año el fotógrafo francés Bernard Deschamps descubrió su trabajo mientras organizaba una exposición de fotografía africana ¡y le hizo famoso
En 1997, con 35 años, ya trabajaba para una cadena francesa de grandes almanecenes. Aquellas fotos (en color) las tituló ‘TATI’: aparecía disfrazado de proxeneta, pirata, golfista, jefe africano… Le encantaba jugar con los roles de género y belleza.

Pero el paso al color de la época no le hizo abandonar el blanco y negro, que usaba cuando fotografiaba asuntos más serios, como hizo en la serie ‘Memoire d’un ami’ (2000), para hablar del miedo y la vulnerabilidad a raíz de que un agente de policía asesinara a un amigo suyo en las puertas de su estudio de foto.

En 2014, durante la guerra de la República Centroafricana, su estudio fue saqueado. Sus archivos fueron los únicos objetos de valor que se salvaron. Fueron descubiertos entre el caos del saqueo, por los fotógrafos Jerome Delay y Marcus Bleasdale.

Su serie ‘African Spirits’ es una colección de 14 autorretratos en los que reinterpreta iconos de monumentos culturales del movimiento de derechos civiles estadounidense y los estados africanos independientes.
En su serie ‘El papa negro’ (2018) refleja la identidad cambiante, la colonialización, la pertenencia, el exilio y la migración.

En 2018, a los 56 años, Fosso ha recibido el Premio PHotoESPAÑA en su vigésima edición, que destaca “su aproximación experimental a la fotografía y su personal uso del autorretrato como herramienta para denunciar los grandes problemas del continente africano”.

Fosso es reconocido como uno de los artistas contemporáneos más importantes de África.

Continúa viviendo y trabajando en Bangui.

No se considera un activista.

“Trato de defender los derechos cívicos, defender la independencia y la posibilidad de gozar de las libertades de la población negra”

– Samuel Fossi