La fotógrafa Estitxu Ortolaiz presenta ‘Axalian’ (en la piel)

La fotógrafa Estitxu Ortolaiz presenta ‘Axalian’ (en la piel)

La fotógrafa Estitxu Ortolaiz presenta ‘Axalian‘, un trabajo que nos acerca al mundo de la pesca y que podrá verse en el Photomuseum de Zarautz del 11 de enero al 27 de febrero de 2022.

Axalian (en la piel) es la expresión que utilizan para decir que el pescado está en la superficie del mar. Eso significa que los peces tienen hambre y que pescarán seguro porque pican el anzuelo o caen en la red.

Y axalian significa mucho más, porque si en la superficie se refleja la vida del mar, en la piel de los arrantzales se puede ver el mar. En cada una de sus arrugas se reflejan las horas de sol, la dureza del trabajo diario y las noches de frío.

Extitxu Ortolaiz

Los trabajos de de la fotógrafa hondarribitarra Estitxu Ortolaiz se centran en la fotografía de publicidad, retratos, interiorismo, industrial y eventos.

Comenzó sus estudios de fotografía en la Escuela CEV de Madrid. Después de trabajar durante dos años en Comunicación Gráfica Otzarreta, lleva más de 20 años trabajando de manera independiente. Inquieta y profesional incansable, intenta aportar la visión del mundo que nos rodea a través de la óptica de una cámara que es su segunda piel.

Para desconectar del trabajo profesional, se dedica a hacer fotografías más personales, proyectos o fotos sueltas que siempre le ha dado un poco de vergüenza enseñar.

En las manos de un arrantzale, en su piel… se puede ver el mar….

Esta muestra, Axalian, es un proyecto muy personal. Precisamente, el título de la exposición toma el nombre del barco de sus tíos: AXALIAN.

Y, como homenaje al mar, a la pesca y a su familia, ha preparado con entusiasmo esta muestra.

En los últimos años, ha llevado a cabo una trilogía que retrata los principales trabajos del sector primario de Hondarribia. Profesiones que se están perdiendo y a las que hay que dar el valor y reconocimiento que se merecen.

Hondarribia, Getaria, Elantxobe, Bermeo, no importa el lugar. Porque en cualquiera de estos pueblos pesqueros, si preguntas a los mayores del lugar te contarán mil y una historias del mar. Te contarán que su padre, su abuelo o que ellos mismos han pasado toda una vida pescando en alta mar. Te contarán que sus mujeres, madres, abuelas pasaron toda una vida junto al mar cosiendo la red con la que pescar. Te dirán que los barcos se agolpaban imponentes, que el olor a pescado impregnaba cada rincón del pueblo, que las lonjas se llenaban de gente comprando incluso pujando, que las rederas trabajaban día y noche cosiendo la red que un temporal había roto, mientras los pescadores descargaban sin parar para poder volver a zarpar. Te contarán que la vida del pueblo giraba en torno al puerto, giraba en torno al mar. Y entonces seguro que te acercarás al puerto, con la ilusión de conocer ese mundo, de disfrutar del vaivén de los grandes barcos de pesca, tan elegantes y bautizados con peculiares nombres. Te acercarás para preguntar a ese pescador que te cuente la última anécdota en alta mar. O para observar el arte de coser una red kilométrica.

Lamentablemente, poco a poco se va perdiendo, cada vez hay menos barcos y menos relevo. Ya nadie quiere dedicarse a un trabajo tan duro, aunque también es un trabajo gratificante y enriquecedor, lleno de compañerismo y naturaleza.